Limpiarse las manos con el conejo
Antes de existir las servilletas, los invitados a comer o cenar, acostumbraban a limpiarse con el mantel, de modo que era necesario lavarlo cada vez que se organizaba una cita gastronómica. Por lo que se implantó la curiosa costumbre de atar conejos a las sillas de los comensales, para que éstos pudiesen limpiarse las manos en el lomo del animal.
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