El profesor no podía concentrarse en escribir en la pizarra, la fórmula que acababa de explicar. Esos enormes pechos se le aparecían a cada momento con su canalillo, ahí, bien puesto, en el centro, en su sitio.
Esa chica estaba en primera fila. ¿Qué tendría 18, 19 años? Daba igual, estaba impresionado. No paraba de mirarla, no se concentraba.
Al final se decidió y dijo:
-Señorita, ¡O enseña usted o enseño yo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario