La sal común se puede emplear como alternativa a la pasta de dientes, ya que combate el sarro, la placa y las infeciones bucales, blanquea los dientes y previene el mal aliento.
La sal ya la usaban los egipcios hace más de 5.000 años como dentífrico, mezclada con piedra pómez en polvo, pimienta, cáscaras de huevo y mirra.
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