En la antigua Inglaterra la gente no podía tener sexo sin contar con el consentimiento del Rey (salvo que se tratara de un miembro de la familia real). Cuando la gente quería tener un hijo, debían pedir permiso al monarca, quien les entregaba una placa que debían colgar afuera de su puerta mientras tenían relaciones sexuales. La placa decía "Fornication Under Consent of the King" (F.U.C.K.).
Este es el origen de tal palabrita.
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